La micropigmentación, es una especialidad
enmarcada en el campo de la estética cuyo fin es el de embellecer, corregir o
mejorar determinados rasgos de la anatomía corporal, tanto masculina como
femenina.
El tratamiento consiste en la implantación
de pigmentos a nivel epidérmico o superficial para dotar de color y forma a
diversas partes del cuerpo, siendo las más habituales en el caso de las
mujeres: ojos, labios, cejas y pecho. En los últimos años, cada vez se recurre
más a la micropigmentación como tratamiento correctivo para disimular
imperfecciones como cicatrices, o bien, para camuflar enfermedades que provocan
la pérdida de pigmentación en la piel, como puede suceder en el caso del
vitíligo despigmentación de la piel. Ésta forma de maquillaje ha sido también
una gran ayuda para personas con enfermedades o tratamientos por los que se le
cae el pelo. Se considera una técnica de maquillaje permanente.
El primer paso de un trabajo de
micropigmentación consiste en la llamada prueba de la alergia, en donde se
evalúa si el paciente será apto para que se le realice un tratamiento de
micropigmentación.
Con objeto de
adaptar el diseño al máximo posible a los rasgos corporales y fisionómicos del
paciente, es fundamental realizar una prueba de visagismo, o diseño previo. En
esta etapa, la técnico realiza un esbozo sobre el resultado final del trabajo
(en plantillas, máscaras, cabezas de maniquí, o en el propio paciente). Esto
permite que el paciente tenga unas expectativas reales sobre los efectos de la
micropigmentación en su caso particular. Lo ideal en la fase de diseño, es que
exista el mayor "feedback" posible entre el profesional y el
paciente, con un diálogo fluido en el que se intercambien opiniones que
permitan personalizar el tratamiento de micropigmentación al máximo.
Una vez acordado el diseño con el
paciente, se procede a la realización del tratamiento de micropigmentación.
Durante el mismo, el paciente puede notar sensaciones incómodas, especialmente
si el trabajo es realizado en zonas sensibles, como por ejemplo, los ojos.
Por último, después de haber transcurrido
unas semanas tras el tratamiento, se debe emplazar al paciente a una sesión de
revisión o reconocimiento, en donde se pueda evaluar si es necesario realizar
un retoque sobre el trabajo inicial (lo cual sucede en cerca del 90% de los
tratamientos), y en caso afirmativo, se realizará dicho retoque con el mayor
nivel de detalle posible.