Es
un tratamiento en medicina estética en el que la piel se trata con un rodillo
con múltiples agujas pequeñas ( o con un dermapen mecanizado) que al rodar
por la piel hace penetrar diversas sustancias en las capas más profundas,
abriendo microcanales. Su mecanismo de acción es la alteración mecánica
temporal de la piel, el daño médico controlado, pero sin perjudicar la
epidermis sana (algo que sí ocurre con otros métodos tales como los láseres
ablativos o los peeling profundos); a su vez, resulta clave el grado de
penetración de dichas sustancias de forma inmediata y profunda en la dermis.
“Los pequeños daños de las agujas inician una respuesta del fibroblasto en el
tejido de la dermis, consiguiendo mayor producción de colágeno (y por tanto
retracción de la piel) y mejorando la flacidez. En el caso de las cicatrices,
las microagujas las perforan múltiples veces, ablandándolas y
difuminándolas”.
¿Cuáles
son las aplicaciones?
Combaten
el envejecimiento cutáneo, las cicatrices de quemaduras y de acné, las
arrugas y las estrías.
Favorecen
la penetración de activos cosméticos, tales como la Vitamina C, el Retinol o
el Ácido Hialurónico. Permiten que penetren tanto las moléculas demasiado
pequeñas para otros métodos, como las grandes.
Aumentan
el grosor de la epidermis por estímulo en la creación de colágeno y elastina
endógenas.
Entre
sus recientes aplicaciones están las de mejorar significativamente el melasma
y el vitíligo.